Hace tiempo que en la capital es posible disfrutar de toda clase de cocinas sin necesidad de grandes desplazamientos. A la vez que abren restaurantes temáticos con alguna de nuestras gastronomías regionales como leitmotiv, no paran las aperturas de locales dedicados a un sinfín de cocinas foráneas, más o menos cercanas y también con diverso grado de atractivo en función de la oferta. En cualquier caso, direcciones para acercarse a tradiciones culinarias allende nuestras fronteras de manera bastante accesible. Un francés y un americano son dos de los extranjeros más recientes asentados en Madrid, a los que sumamos la reubicación de un restaurante de cocina canaria.
Allégorie. Bretón de los Herreros, 39
En el castizo barrio de Chamberí, a pocos pasos de la concurrida calle Ponzano, este local de cocina y estilo francés abría sus puertas hace menos de un año. Distribuido en dos plantas, la de acceso es donde se localiza la barra, con opción de tomar algo en plan informal, y es en la superior donde se sitúa el restaurante. Un espacio luminoso, confortable, elegante y con un atento servicio que merece ser destacado.
A partir de aquí, la propuesta es un repertorio de la cocina francesa revisada pera en la que no faltan clásicos como el foie gras, unas ostras de la región de Saintonge (entre las top de la gastronomía), el pollo de Las Landas, el dulce clásico éclair (crema de pistacho, vainilla y fresas), o una selección de quesos galos, entre otros. Porque la oferta se reparte en un menú tradicional de mediodía, durante la semana, y dos menús degustación aparte de la carta.
Cualquiera de ellos adaptado al producto de temporada y elaboraciones en las que hay gran combinación de texturas y sabores, pero en las que se percibe la calidad de la materia prima. En la bodega las referencias francesas de variada procedencia se imponen sobre el resto, si bien se puede encontrar alguna etiqueta española. Allégorie es el proyecto del joven cocinero francés Romain Lascarides tras desarrollar gran parte de su trayectoria profesional en diversos restaurantes de renombre en su país natal.
Kricky Pelton. Modesto Lafuente, 61
Una hamburguesería de estilo minimalista que aterrizaba hace poco más de un año en la ciudad desde Texas. Porque es la localidad natal de Jota, su creador, conocido por este apodo, pero cuyo nombre es Joaquín de Navasqüés-Pelton y local con el que pretendía satisfacer una añoranza y recrear los sabores auténticos, salsas y recetas de su infancia.
Porque Kricky Pelton -que además es el nombre de su madre- es más que un local de hamburguesas, es una dirección para disfrutar de las elaboraciones más populares de la cocina americana, esa que se prepara y comparte en familia. Y son elaboraciones de su madre, algunas de las que ahora ha traído a Madrid, porque además recuerda que fue a ella a quien debe su interés por la cocina. Trabajan con productos tantos locales como estadounidenses, y las burgers son protagonistas en su carta, entre las que destaca la estrella de la casa, la Uncle’s Jota (con bacon, cebolla caramelizada, queso cheddar, ensalada Roma, pepinillos y pan bañado en una salsa especial de la casa), si bien las alitas, los fingers de pollo o los aros de cebolla no se quedan muy atrás.
En el apartado dulce están los pancakes, al más puro estilo americano, o las tortitas, y en lo que respecta a las bebidas refrescos, cervezas, por supuesto, y menos de una decena de vinos pero curiosos y con un espumoso incluido. Un local obligado para cualquier aficionado al mundo hamburguesas.
Gofio. Caballero de Gracia, 20
En el caso de este restaurante se trata de su reubicación y con ello inauguración de una nueva etapa con Canarias y su gastronomía como reclamo. El origen era un pequeño bistró en el centro de la ciudad, que ahora han cambiado por un local con dos plantas y más de 300 metros cuadrados donde se perciben aires isleños a partir de los colores, la decoración, la arquitectura, además de la inspiración en la obra del arquitecto lanzaroteño César Manrique.
Contado el local, el proyecto tiene detrás al chef, Safe Cruz, y la jefa de sala, Aida González, dos jóvenes profesionales que en Gofio ofrecen su particular interpretación de la tradición culinaria canaria, y cambio con el que además amplían la oferta líquida y su propuesta gastronómica. En cuanto a la distribución del espacio, la primera planta es una especie de reservado con capacidad para doce personas, además de una barra. En la segunda, a modo de cueva, un comedor íntimo, en el que se impone la oscuridad del espacio con la que el color lo ponen los platos de Safe Cruz, al que se ve trabajar en directo.
Su oferta se divide en tres opciones de menú: Gofio Express (95 euros), Canariedad máxima (125 euros), y Canariedad máxima plus (185 euros), cuyo contenido varía de acuerdo con la temporada y platos que transmiten los recuerdos de su artífice, aparte de su dominio de la técnica. Entre los platos que nunca faltan, el mojo hervido de gambas con mojo de cardamomo, la trucha de conejo con salmorejo inyectado y hierbas, o el caldo millo cremoso. Para acompañar ahora manejan una bodega que supera las 3.700 botellas de vino, la mayoría canarios de pequeños productores y mínima intervención, que completan con una selección de champagnes y elaboraciones de distintas zonas que para ellos son especiales como Jerez, Portugal o Sicilia.