El brunch se ha convertido en una tradición que combina lo mejor del desayuno y el almuerzo, ofreciendo una experiencia culinaria que es tanto deliciosa como elegante. Dentro de las múltiples opciones que se pueden servir en un brunch, los huevos benedictinos son, sin duda, una de las estrellas indiscutibles.
Este plato sofisticado y sabroso, compuesto por muffins ingleses, jamón o bacon, huevos pochados y salsa holandesa, es una verdadera delicia que todos deberían aprender a preparar. En este artículo, te guiaré paso a paso para que puedas preparar unos huevos benedictinos perfectos y convertirte en el anfitrión perfecto para un brunch.
Origen de los huevos benedictinos
Antes de sumergirnos en la preparación, es interesante conocer un poco sobre el origen de este plato clásico. Los huevos benedictinos tienen varias historias de origen, pero la más aceptada proviene de Nueva York, en el siglo XIX. Una de las versiones más populares cuenta que un corredor llamado Lemuel Benedict, tras una noche de excesos, pidió un desayuno específico en el famoso restaurante Delmonico’s: pan tostado, bacon, huevos pochados y salsa holandesa. El chef quedó tan impresionado que decidió incluirlo en el menú, sustituyendo el pan por un muffin inglés.
Receta
1. Ingredientes
Para preparar huevos benedictinos necesitas pocos ingredientes, pero es crucial que sean de la mejor calidad para lograr un resultado excepcional. Estos son los ingredientes que necesitarás: muffin ingleses frescos, jamón o tocino, mantequilla, yemas de huevo y zumo de limón.
2. La salsa holandesa
La salsa holandesa es la clave para unos huevos benedictinos exitosos. Es una salsa emulsionada a base de yemas de huevo y mantequilla, con un toque de jugo de limón. Aunque su preparación requiere un poco de práctica, siguiendo estos pasos podrás lograr una salsa suave y sedosa:Coloca 125 gramos de mantequilla en una cacerola pequeña y derrítela a fuego lento. Una vez derretida, retira del fuego y reserva.
En un bol, coloca tres yemas de huevo y bátelas ligeramente. Añade una cucharada de agua fría y continúa batiendo. Coloca el bol con las yemas sobre una olla con agua caliente (pero no hirviendo) para crear un baño maría. Esto evitará que las yemas se cocinen demasiado rápido. Y poco a poco, incorpora la mantequilla derretida mientras continúas batiendo. Es importante hacerlo lentamente para que la salsa no se corte. La mezcla debe espesar y volverse cremosa. Por último, añade una cucharada de zumo de limón y salpica con sal y pimienta al gusto. Mezcla bien y reserva la salsa en un lugar cálido.
3. Los huevos
Poché, o escalfar, es una técnica que puede intimidar, pero con los consejos adecuados, podrás lograr huevos poché perfectamente. Llena una cacerola con agua y añade un chorrito de vinagre blanco. Éste ayudará a que la clara se coagule más rápidamente. Lleva el agua a fuego lento hasta que esté a punto de hervir, pero no dejes que llegue a ebullición. Rompe cada huevo en un tazón pequeño, uno a la vez.
Con una cuchara, remueve el agua para crear un remolino suave en la cacerola. Esto ayudará a que la clara del huevo se envuelva alrededor de la yema. Desliza cuidadosamente el huevo en el centro del remolino y deja cocinar durante unos 3 minutos, o hasta que la clara esté completamente cocida pero la yema siga líquida. Y usa una espumadera para retirar el huevo y colócalo sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de agua.
4. Presentación
Ahora que tienes todos los componentes listos, es momento de ensamblar los huevos benedictinos. Corta los muffins por la mitad y tuéstalos ligeramente hasta que estén dorados. Coloca una rebanada de jamón (o tocino) sobre cada mitad del muffin. Con cuidado, coloca un huevo pochado sobre cada porción. Finalmente, baña los huevos con la salsa holandesa. Si deseas, puedes añadir un toque de cebollino picado o pimentón para decorar.
Recomendaciones
Preparar huevos benedictinos puede parecer complicado al principio, pero con práctica y paciencia, dominarás la técnica. Asegúrate de utilizar ingredientes frescos y de buena calidad, y no dudes en experimentar con variantes, como sustituir el jamón por salmón ahumado o espinacas. Recuerda que la clave está en la salsa holandesa y en la precisión al pochar los huevos.